Texto de Luis Chitarroni en Jornadas Anuales “El Deseo y la Creación”

Cuenta Victor Thoren  que, después de echar un vistazo a su telescopio*,  el astrónomo Tycho Brahe escribió: “¿Cómo convertir esta vasta interrogación helada en un acto de la creación, en el arco de sabiduría de por lo menos un dios?” A veces la voracidad de un biógrafo puede excavar los alrededores para construir con ruinas la determinación que no supo ser en el tiempo de su tiempo una persona o una personalidad, y diseñar con señas de identidad dudosas un prematuro Pascal.

Por cierto, el Mal Estar tiene, pese a la inestabilidad que parece invocar, algo permanente, Y es siempre pertinente, aunque no oportuno. Por él alcanzamos a decir, a argumentar, con buenas y malas razones, o acaso solo a señalar lo poco que queda de relieve en este plano. Esto de habitar la incertidumbre poco tiene que ver con los periodistas agoreros que se regodean hablando de ‘inseguridad’. La ciudad y las ciudades que Buenos Aires alberga, los modos con que la letra la ve o mira, los espectadores inclasificables e inconstantes que somos nunca daremos con la conclusión ni con la formulación clave. Por eso es necesario seguir el curso como tripulación de este mal estar.

La gran pasión que mal estar anima y despierta, su invención de diálogo inconcluso o soliloquio intempestivo exacerba el estado de ánimo como voluntad de estilo, la posibilidad de decirnos, no de comentarnos, con algunas de las palabras precisas necesarias. Hölderlin: “no se llega a la palabra por un esfuerzo de claridad, se llega por un abuso de penumbra”. Y Lenz: “fuimos conquistando aquello que nunca dejamos atrás”.

Mal Estar se estudia de inmediato, como un machete, ejercicio de entendimiento y comprensión  por inmediatez, no de apropiación por perseverancia inocua.

*”Nadie echa un vistazo a un telescopio, informa indignado De Selby”. Y la nota al pie irrumpe en medio de esta carta de presentación como una forma menos sumisa (pero para nada irreverente) de estar . Ripellino escribió Saggi in forma di ballatta  me gustaría acá llegar a imitarlo, llegar a Mal/Estar en forma de balada para que el envío no se distraiga, ya que a menudo  una revista es algo más que un poema (pero no tanto). Y el poema, alguien escribió, “es una desgracia pasajera”,

Una revista, en cambio, abusa de su condición de relación estable, con las potencias y deslealtades que la permanencia acarrea. Puedo detectar, yo que no soy una luz, la vasta superficie que ilumina Mal/Estar en el clareo fugaz de una nota de María Negroni, en la circunstancia sin pompa de una revelación de Sylvia Molloy.  Vale decir, esta convocatoria al pie de una revista, este resabio de cortesía sin genuflexión implica en mi caso una venerada templanza. Han sido a menudo las revistas, no los libros, los que me han permitido echar un vistazo al telescopio para descubrir los signos de interrogación del mundo. Y a lo largo de los años, Cahiers du cinema, The Jacobin  o Raritan, Conjetural o Escandalar o Espiral o Vuelta    —-como ese manojo pretérito atisbado: Espuela de plata, Orígenes, Nadie parecía— ha sido y es el lugar al que llegar. Mal/Estar instala los signos necesarios para encontrar en el cielo de los telescopio las preguntas, las nuevas preguntas, no todas las preguntas: las que alcanzan para sospechar en la superficie de una singladura, de un itinerario, el puerto deseado.