¿La enfermedad es bella?
Héctor Libertella
Malestar año1/nº 0/2001
“…..Si pensamos las relaciones entre arte y enfermedad la historia es larga y depende de los dictados de la moda. Y tiene que ver con que se considera salud y que enfermedad en distintas épocas. Ustedes saben que contra los clásicos sanos, influyentes y canónicos del siglo XIX, el romanticismo tomo una diagonal: “La enfermedades bella”.
La tuberculosis, la anemia, la discreta tos y el suicidio se hicieron símbolos de prestigio. La proximidad de la muerte, un pasaporte a la gloria. En 1828, Lord Byron se miraba al espejo y decía esto (crease o no): “Estoy pálido. Me gustaría morir consumido, porque entonces las damas dirían ¡pobre Byron, que interesante parece al morir!”.
…..Pero en el siglo XX el suicidio ya no era bello. Byron creía que había un extraño fulgor en su cara pálida que encantaba a las damas. En cambio el miedo a la locura en Virginia Woolf se encontró no con el resplandor o el brillo intenso, sino con esa variante etimológica de la palabra fulgor que es fulminar, como cuando un rayo aniquila a alguien, lo mata. Es la diferencia entre dos siglos”.