Versiones de Nietzsche, sin Marx ni Freud
Eduardo Gruner
Mal Estar 2
“Fundamentos de la politica en Nietzsche”: asi se llamaba un evento academico al que fui invitado hace ya muchos años. ”Fundamentos”, dice -o quiere decir- el comienzo de ese titulo. Y uno se siente tentado de replicar: empezamos mal. Porque empezamos por proponer un termino casi por definición antinietzscheneano: “fundamento” remite tanto a un origen como a una finalidad: dos “valores” que provocaban la carcajada burlona del equilibrista bailando en su cuerda tensada sobre el abismo de la ausencia de valores.
“(Fundamentos) de la politica”, continua enunciando el titulo, y Zaratustra, conteniendo otro acceso de hilaridad, estalla: ¡Seguimos mal! ¿No quieren entender que lo que llaman “la politica” es el ensueño narcotizante de una “universalidad” tranquilizadora en la que pueda descansar nuestra debilidad, nuestro temor humano, demasiado humano, ante el esfuerzo de superhombres que implica la tarea de fundacion de valores nuevos?
Por supuesto, se trataba, el titulo, de una provocación: los que lo habian inscripto y entrecomillado sabian muy bien que semejante enunciado solo puede ser comprendido, nietzscheneanamente, bajo el modo de la ironia o la paradoja: el fundamento de la politica consiste en no reconocer fundamento alguno…Para colmo, se nos propone “la politica”: la determinación femenina, se sabe, constituye una verdadera fantasmatica en el discurso de Nietzsche: es ese lugar en el que la Naturaleza aterroriza, con su verdad, que se demuestra asi como in-completa, como in-determinada e indeterminable.