PREMIO LUCIAN FREUD 2005 / 2006

Consideraciones de algunos de los jurados:

Norma Delucca / Horacio Etchegoyen / Eduardo Grüner / Mariano Plotkin / Adriana Rubistein / Juan Ritvo / Fernando Ulloa

Norma Delucca

Orden de mérito:

1° Complicidades estéticas: Psicoanálisis, arte y azar

Trabajo muy sólido teóricamente y muy bien escrito. Explicita con fundamento, la pertinente introducción de cada autor que toma como referente. Da cuenta en ese sentido,  de un manejo amplio de  bibliografía disciplinaria y extradisciplinaria.Aborda una conceptualización sobre la “epistemología de la colusión” o complicidad/alianza entre el pensamiento y el mundo; entre el azar, el arte y el pensamiento, resultando su desarrollo un aporte novedoso y enriquecedor, por los entrecruzamientos que propone, tanto para esclarecer la creación artística como el campo psicoanalítico.Por ser un excelente trabajo, lo propongo en primer lugar para acceder al Premio.

2° Subjetividad y semiosis. Preguntas a Jacques Lacan y Charles S. Pierce para pensar la política y la cultura Trabajo sumamente riguroso, tanto en sus análisis de ambos autores, como en las introducciones de otras fuentes de referencia que utiliza para fundamentar sus hipótesis.Realiza un desarrollo profundo y pormenorizado en su intento de acercar los fundamentos filosóficos que sustentan los autores objeto de la investigación y su articulación a una teoría de la cultura y de la política. Trabajo muy valioso, que podría merecer estar en primer lugar por sus aportes teóricos (más allá de que los organizadores decidan su inclusión o no, en cuanto a ser un trabajo usado como tesina en otro contexto).No obstante, lo ubico en segundo lugar y mantengo mi voto por el primer trabajo consignado, por haber logrado el “efecto sorpresa o de encuentro”, dada la conjunción entre un desarrollo teórico riguroso y  la dimensión creativa puesta en acto en su escritura.

Horacio Etchegoyen

He leído con atención ( e interés) los manuscritos presentados para el premio Lucian Freud.

Son todos trabajos muy interesantes, de modo que es difícil decidir a cuál puede corresponderle el primer lugar. Después de pensarlo, me inclino a que reciba el premio el trabajo de Alette EIA , titulado Subjetividad y Semiosis. Preguntas a Jacques Lacan y Carles S. Pierce para pensar la política y la cultura.

Es un trabajo muy bien diagramado, con un desarrollo seguro entre dos grandes autores, Lacan y Pierce , en busca de los puntos de convergencia y también de diferencia entre la semiótica de Pierce y la subjetividad de Lacan, con una constante inquietud entre lo particular y lo universal, tras el telón de fondo de la ideología, y una fuerte preocupación por los problemas epistemológicos actuales y el giro lingüístico, que tanto marcó a la filosofía del siglo XX.

Fiel al derrotero de estos dos grandes pensadores, la autora/el autor, de este ensayo trata de ver hasta qué punto se los puede englobar en una perspectiva filosófica común; y la verdad es que lo logra cumplidamente, con rigor y modestia. El autor/autora es conciente de la complejidad  del tema y no pretende de ninguna manera resolverlo, sino más bien, ofrece algunas señales, algunos puntos relevantes para el desarrollo teórico de este campo lleno de sugerencias. Por esto, ya en el título del ensayo se observa la actitud cauta del autor/la autora, que formula preguntas sin pretender responderlas.

El objetivo de este trabajo, como se lo dice en “a modo de conclusiones”, es explorar un campo conceptual a fin de comparar la semiótica de Pierce con la teoría de la subjetividad de Lacan, en busca de la compatibilidad teórica entre ambas, resaltando su entidad en una misma naturaleza ontológica.

Me permito sugerir, también, que se le otorgue una mención especial al trabajo titulado Los niños y la palabra de los cuentos en los tiempos de la ‘modernidad’ líquida por su meritorio esfuerzo de unir las grandes teorías del psicoanálisis de niños alrededor de este tema.

Quedo a sus órdenes para cualquier pregunta que desee hacerme y lo saludo con un fuerte abrazo

Eduardo Grüner

En mi opinión, el premio debería otorgarse al trabajo titulado “Complicidades Estéticas. Psicoanálisis, Arte y Azar”, firmado bajo el seudónimo de Ezequiel Castillo.

Se trata de un texto de alto interés, que sin pretender excesiva originalidad, sin embargo articula con gran consistencia un paralelo entre los “modos de producción” de lo nuevo de las prácticas psicoanalítica y estética, sobre la base de la función aprés-coup  del azar en ambos campos, y su dialéctica con categorías como la “necesidad” y el “destino”.

Asimismo, la utilización que se hace en el trabajo de la idea griega de metis , así como de la de una colusión hermenéutica  (aplicable homólogamente también a ambos campos), además de constituir en sí mismas hallazgos interesantes para una teoría crítica de la cultura, permite la construcción de analogías que en ningún momento resultan forzadas ni aparecen como desplazamientos arbitrarios entre ambos campos, sino que permiten dibujar una muy plausible “banda de Moebius” por la cual se deslizan los respectivos discursos.

Finalmente, cabe destacar que, pese a que durante el transcurso del texto se recurre a varios ejemplos concretos de obras estéticas, tampoco se cae en la facilidad del “psicoanálisis aplicado”: por el contrario, dichos ejemplos sirven eficazmente para echar una luz singular sobre las categorías teóricas invocadas.

Por último, este jurado desea subrayar la (bienvenida) dificultad que le representó llegar a una decisión final, en virtud del interés y calidad de los trabajos presentados.

Mariano Plotkin

En mi opinión el  trabajo que merece ser tenido en cuenta para el Premio Lucian Freud es el intitulado Subjetividad y Semiosis. Preguntas a Jacques Lacan y Charles S. Peirce para pensar la política y la cultura. Se trata del único de los cuatro trabajos preseleccionados que se propone un objetivo claro y concreto y que lo lleva a cabo de manera ordenada –aunque no completa-, basándose en fuentes primarias (y no en una mera enumeración de citas más o menos canónicas que en algunos de los otros trabajos preseleccionados ni siquiera son citados como corresponde no ya por cuestiones formales) y en una buena selección de bibliografía secundaria. En particular este trabajo se propone como meta poner en diálogo las teorías semióticas de Charles Peirce y la teoría de la subjetividad de Jacques Lacan a efectos “de analizar si resultan susceptibles de ser englobados en una perspectiva filosófica común.” El interés de este ejercicio radicaría en la posibilidad que el mismo abriría para la exploración de conceptos fundamentales para las ciencias sociales tales como la noción de subjetividad. Aunque este ambicioso plan no es llevado a cabo de manera completa, ya que el autor/a se detiene en el nivel de formulación de hipótesis sin intentar probarla y, además la trascendencia que el análisis supuestamente tendría para la revalorización de conceptos básicos para las ciencias sociales queda más bien en el nivel de la enunciación, creo que se trata de un trabajo valioso que contiene análisis serios y detallados de algunos aspectos de las ideas de Peirce y Lacan, y un intento riguroso de poner en diálogo a estos dos autores. Cabe resaltar, sin embargo, que el/la autor/a pone de manifiesto en diversas oportunidades a lo largo del texto que el mismo se trataría de una tesina y por  lo tanto no de un trabajo realizado específicamente para este concurso. Ignoro si existe alguna cláusula en las bases del concurso que de cuenta de una situación como la presente.

Juan Ritvo

De los cuatro trabajos que he recibido, he seleccionado el titulado: Complicidades estéticas, psicoanálisis, arte y azar.

Argumentación:

Marca una clara diferencia de nivel con los otros presentados a la consideración.”Psicoanálisis, Ciencia y Arte”, no carece de interés, pero está demasiado ganado por la conexión por mera metonimia y cierta superficialidad en el aparato conceptual.El denominado “Los niños y las palabras de los cuentos en los tiempos de la ‘modernidad líquida’ “, creo que muestra una endeblez muy grande en el nivel lingüístico y de pensamiento como para tomarlo en cuenta.Una palabra aparte merece el restante texto, titulado “Subjetividad y semiosis”.  Su nivel es por momentos bueno, pero  tan explícito y notorio  es su carácter de trabajo de tesina, compuesto indudablemente para otra ocasión, que el jurado no puede tomarlo en cuenta.El trabajo seleccionado por mí tiene, sin embargo, falencias, algunas menores, como cierta desprolijidad verbal, mitigada por la fluidez expositiva, sin duda, y la falta de referencias bibliográficas en algunos textos decisivos (falta la mención de las dos categorías de azar que figuran en la Física  de Aristóteles, y las cuatro categorías de azar tomadas de Rosset no van acompañadas con la referencia bibliográfica); otras mayores, fundamentalmente la carencia de un análisis de la ontología del azar, que menciona casi al pasar, tema que no puede excluirse cuando se trata de tal tema.De todas formas, ha sabido hacer un bueno uso de un articulador interdiscursivo sin duda precioso; en el mismo sentido, puede decirse que la concepción de la hermenéutica como, a la vez colusión y colisión, es fructífera.

Adriana Rubistein

Orden de mérito:

1° Complicidades estéticas: Psicoanálisis, arte y azar

Se trata de un trabajo que logra poner en acto una lectura del arte,   haciendo uso del enfoque psicoanalítico “Con las referencias del psicoanálisis y a través del ellas (junto a ellas y más allá-o más  acá- de ellas)”  tal como plantea el autor. De este modo logra un modo original de abordaje de las articulaciones entre psicoanálisis y arte, sin reducir uno al otro,  sino  pensando el fenómeno estético, atravesado por las referencias al azar y a la colusión y  empleando el psicoanálisis como un enfoque “o quizás, de modo más preciso, por un estilo”. El trabajo, bien escrito y conceptualmente sólido resulta una perspectiva interesante y original, respetuoso del fenómeno estético, sin perder la especificidad de su campo y respetuoso también del psicoanálisis al que no degrada en una banal aplicación de sus conceptos  al arte.En la línea de demarcación por la que transita el autor se produce algo novedoso, ni sólo psicoanálisis ni sólo estética, una lectura puesta en acto,  que logra interesar al lector por  las peculiaridades del acto creativo. Lo propongo en primer lugar para acceder al Premio.

Fernando Ulloa

Después de meditadas relecturas, espaciadas en el tiempo, me inclino (kliné) –sin obviar el significante clínico contenido en este verbo- por el siguiente dictamen en relación al Premio Lucian Freud.  He resuelto asignar esta categoría a dos trabajos que nombraré según un `orden de aparición´, algo que he de aclarar.  Tal ordenamiento no implica algún sutil orden de méritos, al menos en mi explícita intención. Se trata de: Complicidades estéticas, Psicoanálisis, arte y azar, de Ezequiel Castillo (pseudónimo), y Psicoanálisis, Ciencia y Arte, de Samuel B. (pseudónimo). No cabe hablar de empate; ello podría sugerir -cosa que no es así- alguna paridad temática entre ambos escritos; por lo contrario, cada uno reconoce rasgos singulares no reductibles entre sí. Es verdad que los dos textos se ajustan, en el nivel del psicoanálisis, a las enseñanzas teóricas de Lacan, pero cada autor ha enfatizado lo propio; Ezequiel Castillo se explaya sobre el lugar que en el arte, en la ciencia y de hecho en la vida, juega el azar; al respecto hace interesantes planteos en relación a una idea central: la colusión. Un concepto central en su trabajo.Samuel B., por su parte, enfatiza en su texto lo referente al sujeto de la ciencia y al artista, destacando que el Psicoanálisis se ocupa del sujeto de la ciencia, concepto que aparece desarrollado con propiedad.La alusión inicial que hago a la clínica hace a la cuestión. Es así que frente a los cuatro trabajos finalistas me pregunté, por supuesto con variables para cada uno de ellos: ¿Qué de la implementación en la clínica del despliegue teórico de cada trabajo? Pregunta que remite a mi labor psicoanalítica en la que procuro no ‘practicar’ teorías y menos predicarlas en el acto clínico, pero sí validar la excelencia reconocible de una teoría -sea de origen personal o foráneo-, a la manera de restos diurnos que facilitan `ensoñar´, en flotante atención, lo escuchado. No hacerlo, en acto clínico, comportaría la arbitrariedad de aproximar la teoría a la categoría de un real esquivo a las simbolizaciones, más aún si dicha teoría es presentada con alguna pretensión de completud; una situación sin duda de nefastas consecuencias castradoras de la propia inventiva del psicoanalista. ¡Como si no hubiera bastante presencia de lo real en nuestro oficio, para acrecentarlo con teorías al pie de la letra y no aprovecharlas en su `pied-à-terre´! Es otro e importa, el lugar de la teoría, como expresión del campo metapsicológico que cada analista puede construir o no en su propio nombre o  adherir a las ya establecidas. No es que las causas teóricas no tengan importancia, la tienen y mucho; ellas se fortalecen en los ocasionales -y nunca demasiado frecuentes- debates críticos entre analistas; también en todo acto de transmisión oral y leída donde el receptor no da por entendido lo que realmente no ha entendido; desde luego se afirman cuando los efectos clínicos que generan, validan, modifican, invalidan, en cada situación singular en las que se aplican clínicamente. Esto es posible cuando en la clínica la teoría ocupa ese lugar `provisorio´, para nada secundario, con carácter de resto diurno.Me he detenido en estas consideraciones -a mi entender nada ociosas- en tanto las mismas reflejan una duda que durante la lectura de estos dos trabajos debí resolver; cavilé bastante acerca de la posible implementación, en la práctica clínica, de causas teóricas tan sujetas a un linaje hegemónico como el que imprimió el maestro Lacan. También pensé acerca de las posibilidades de acceder a efectos creativos de lectura y a las eventuales dificultades para establecer una razonable transferencia con estos textos, cuando son necesarias, obligadas, arduas e incluso reiteradas lecturas. Digo lo anterior aludiendo a la posibilidad de que dicho lector no esté compenetrado de las claves que facilitan el acceso comprensible al texto; podría tratarse, por ejemplo, de quien con sobrados méritos para ser propuesto como Jurado de este Premio, lo cual no demanda a título necesario la condición de psicoanalista. Incluso graciosamente me imaginaba al propio Lucian Freud, ilustre artista que pese a su linaje de prosapia freudiana podría mostrarse perplejo frente a algunos pasajes de los textos que he seleccionado.Tal vez esta ocurrencia me hizo recordar que en el momento en el que acepté ser Jurado, dediqué mi atención a la obra de Lucian Freud, por supuesto a través de reproducciones. También procuré algunos textos que aludían a este pintor que desde tiempo atrás me había interesado. Fue así que releí comentarios del crítico Anthony Besit, quien señala: “Si tomamos como ejemplo a Lucian Freud, sus pinturas que muestran el sentido `táctil´ de su `especie´ de realismo, esto implica un compromiso total de los sentidos. Atento al recorrido de la forma pintada, el ojo de quien mira sigue el gesto (la gestualidad empleada en la fractura de la obra) del artista.Este proceso acerca el artista y el sujeto de la obra al observador. En cierto sentido, es como si en la mirada el observador recrease el momento de la ejecución de la pintura.Pinturas de este género que sustituyen la objetivación y la distancia con la obra, suponen el acercamiento total de los sentidos y de la emoción, y hacen olvidar los límites entre el arte y la vida. El arte que hace visible este límite presenta un lenguaje que puede ser leído como un velo, como una suerte de reparo frente a la figura, capaz de revelar y oscurecer, al mismo tiempo, el objeto presentado. En la medida que la obra favorece esta posibilidad de `proyección´ (personal) modifica el grado de empatía que el observador tiene hacia el sujeto de la pintura.Freud confiere al uso del color, una materialidad tan agresiva que los distintos colores sustituyen la carne de la cual son representación, como si fuera una materia o la otra (pintura o carne). El empaste de materia da esta sensación. No hay `transparencias´ en el color de Freud, todo es `grumoso´ y de una `densa opacidad´. El efecto que da este `empaste´ resulta del todo convincente con las texturas de las carnes; el ojo realiza la operación de transformación: de materias (pintura o carne) y así el observador entra en contacto con el propio cuerpo representado.”Del mismo catálogo -correspondiente a una muestra en Bologna- pero ahora de Luca Beatricce, extraigo algún otro fragmento: “Así Freud, entre otros, posibilitó que la pintura que conservaba el peso de la tradición y de la historia académica, se convirtiera nuevamente en un lenguaje de nuestro tiempo capaz de representar, transmitir, lo que sólo parecía que lograba el video, el body art, las performances y las instalaciones, artes características a fines del siglo XX”.Curiosamente, volver a leer estos textos de los que he trascripto algunos párrafos, que aluden a una pintura, sobre todo a una manera tan ‘clínica’ de pintar, despertó un interés en relación a estos dos trabajos, más allá de las consideraciones clínicas donde expresé algunos reparos, tal vez reflejos transferenciales que mantengo con la narración freudiana afín a mi propio estilo.  El interés despertado por esos fragmentos responde al compromiso que suponen con la gestualidad que acerca al observador, al artista y al sujeto, por un lado, y al hecho que pueden ser leídos como un velo que revela y oscurece al objeto, todo lo cual parece implicar –aun cuando las reproducciones observadas estuvieran tan alejadas de los originales-, desde su condición enigmática, un desentrañamiento arduo y placentero de la obra. Por supuesto no alcanzo a poder dar cuenta con precisión por qué ocurrió esto, pero ocurrió.Todo esto me movió a reconsiderar la retórica lacaniana, de la que por otra parte no desconozco los argumentos que se esgrimen en su defensa, en cuanto expresión de la letra inconsciente.Por otra parte en ningún momento cuestioné ni la seriedad ni la coherencia de estilo que ambos autores desarrollan en sus textos, textos que además traducen una meritoria y fundamentada laboriosidad.Finalmente, es justo que incluya en esta evaluación una circunstancia o, dicho más directamente, un efecto de lectura personal; me autoriza a ello mi cometido de Jurado. Efectivamente, la lectura detenida de ambos trabajos aportó conocimientos y desconocimientos a mi condición de psicoanalista, y esto no es poca cosa. Es más, un lacaniano podría decir que el esfuerzo `invertido´ valió la pena.Voy a aclarar algo en relación a lo que llamé `algún orden de aparición´ en relación a mi contacto inicial con estos textos. Cuando recibí los cuatro trabajos finalistas, y antes de reparar en ellos, decidí leer primero el texto que acompañaba al envío, titulado: `Algunos comentarios del Comité de Preselección´. En estos comentarios el Comité aludía, con algunas escuetas notas, a los cuatro trabajos que enviaban a los miembros del Jurado. Las que corresponden al que lleva por título `Complicidades estéticas. Psicoanálisis, arte y azar´, señalan: “Es un trabajo muy sólido. Maneja autores y nociones y los trabaja en forma sistemática. Utilizando diferentes ejes de enlace, realiza intermediaciones entre psicoanálisis, arte y juego.*La trama interdiscursiva parece sostenida con claridad en los ejes quecada uno ha tomado (el subrayado es mío).La primera cuestión que se plantea es que efectivamente, son trabajos pensados en la interfase de discursos y no meramente interdisciplinarios…”He citado estos fragmentos de un texto un poco más extenso, porque el pasaje de lo singular a lo plural me  provocó, al principio, cierto desconcierto, ya que no había advertido el asterisco que al final de la comunicación remite a un pie de página aclaratorio: “Este comentario abarca los textos: `Complicidades estéticas. Psicoanálisis, arte y azar´ -es decir el titulo que se comienza a citar en singular-, al que luego se suma, en el mismo comentario, `Psicoanálisis, Ciencia y Arte´.A partir del asterisco, el mismo texto se reitera literalmente tanto para `Complicidades estéticas…´como para `Psicoanálisis, Ciencia y Arte´; con el agregado, sólo para este último texto, de un escueto comentario: “Es un trabajo adecuado y de buen nivel”.Acuerdo plenamente con el hecho que un Comité de Preselección justifique –aun muy escuetamente- por qué ha seleccionado determinados trabajos como finalistas.En realidad, todas estas consideraciones apuntan a dar autonomía singular a mi propia evaluación y si bien podría tomarse lo consignado como un antecedente de lo que me llevó a juntar a ambos trabajos como acreedores al premio, diré que no es un hecho fortuito sino una coincidencia de criterios. Sólo me he valido de este antecedente para establecer un `orden de aparición´ respecto a los dos trabajos que propongo; sin que esto –ya lo señalé- pretenda significar algún orden de méritos dentro de la paridad.